


Los mosquitos tienen sensores que detectan nuestro calor y sustancias que emite nuestra sangre, esto les permite sentirse atraídos por nosotros y picar dónde sea más probable encontrar un vaso sanguíneo.
Una vez han encontrado su zona de picadura ideal despliegan todo su abanico de agujas: unas con dientecillos para cortar la piel, otras para aguantar la piel separada, otra para absorber la sangre, y una para escupirnos. Si si, escupirnos. Y es que los mosquitos expulsan una especie de saliva con efectos anticoagulantes, así pueden absorber toda la sangre que quieran sin riesgo de que la sangre coagule y obture su aguja.
Pero, ¿por que quieren nuestra sangre? ¿Se alimentan de ella? No exactamente. Las picadoras solo son las hembras, que usan los nutrientes y el hierro de nuestra sangre para poner huevos. Así que sería más correcto decir: “¡me acaba de picar una mosquita!”.
Ilustración: @carla_et_al